"No hay más mezcla y separación de lo que se había
mezclado".
Realmente se conoce muy poco de la biografía de Empédocles; su personalidad está envuelta en la leyenda, que lo hace aparecer como mago y profeta, autor de milagros y revelador de verdades ocultas y misterios escondidos.
Por lo que respecta a la naturaleza Empédocles aceptó el postulado parmenídeo de la permanencia del ser; pero tratará de dar una explicación del cambio, negándose a aceptar el carácter ilusorio la realidad sensible. Para solucionar las aporías en las que habían caído los anteriores filósofos Empédocles postula la existencia de cuatro elementos (fuego, tierra, aire, agua) cada uno de ellos con las características de permanencia e inmutabilidad del ser, y la existencia de dos fuerzas cósmicas (Amor, Odio) que actuarán como causa de la combinación o disociación de los elementos.
De este modo, para Empédocles la realidad es el resultado de la combinación de esos cuatro elementos originarios: la realidad que nosotros captamos es el resultado de la mezcla de dichos elementos. Propiamente hablando no hay generación; lo que llamamos "generación" es propiamente "agregación", "mezcla" de elementos. Y lo que llamamos corrupción no supone la destrucción del ser, sino solamente su "separación", "disgregación". Esa mezcla y separación de los elementos originarios tiene lugar por las fuerzas del Amor y del Odio. En la realidad está sometida a un ciclo en el que predominan alternativamente cada una de esas dos fuerzas, de tal modo que el predominio de una supone la disminución de la otra y viceversa. Dichas fuerzas son concebidas por Empédocles, por supuesto, como fuerzas físicas y materiales. Por efecto del Amor se reúnen las partículas de los cuatro elementos, y por efecto del Odio se separan las partículas provocando la extinción de los objetos
Estos elementos nunca cesan su continuo cambio. En ocasiones se unen bajo la influencia del Amor y de este modo todo deviene lo Uno. Otras veces se disgregan por la fuerza hostil del Odio y tienen una vida inestable.
Por lo que respecta a la naturaleza Empédocles aceptó el postulado parmenídeo de la permanencia del ser; pero tratará de dar una explicación del cambio, negándose a aceptar el carácter ilusorio la realidad sensible. Para solucionar las aporías en las que habían caído los anteriores filósofos Empédocles postula la existencia de cuatro elementos (fuego, tierra, aire, agua) cada uno de ellos con las características de permanencia e inmutabilidad del ser, y la existencia de dos fuerzas cósmicas (Amor, Odio) que actuarán como causa de la combinación o disociación de los elementos.
De este modo, para Empédocles la realidad es el resultado de la combinación de esos cuatro elementos originarios: la realidad que nosotros captamos es el resultado de la mezcla de dichos elementos. Propiamente hablando no hay generación; lo que llamamos "generación" es propiamente "agregación", "mezcla" de elementos. Y lo que llamamos corrupción no supone la destrucción del ser, sino solamente su "separación", "disgregación". Esa mezcla y separación de los elementos originarios tiene lugar por las fuerzas del Amor y del Odio. En la realidad está sometida a un ciclo en el que predominan alternativamente cada una de esas dos fuerzas, de tal modo que el predominio de una supone la disminución de la otra y viceversa. Dichas fuerzas son concebidas por Empédocles, por supuesto, como fuerzas físicas y materiales. Por efecto del Amor se reúnen las partículas de los cuatro elementos, y por efecto del Odio se separan las partículas provocando la extinción de los objetos
Estos elementos nunca cesan su continuo cambio. En ocasiones se unen bajo la influencia del Amor y de este modo todo deviene lo Uno. Otras veces se disgregan por la fuerza hostil del Odio y tienen una vida inestable.
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